reflexiones salvajes


REFLEXIONES SALVAJES.


“¿Dónde están?¿Dónde se han metido? ¡Quizá hayan desaparecido! No parece. Alguno queda, míralo allí abajo, arrastrándose cabizbajo, con plásticos aún en las manos, tal vez perdido, tal vez desprevenido, quizá un lánguido buscador arrepentido. Pero es raro… Muy raro. Los veías a cientos, pululando cerca de sus nidos y de sus calles, de sus caminos y de sus valles. O bien embutidos en esos extraños carros infames, escupiendo volátiles y negruzcos males .
¿Dónde están? ¿Dónde se han metido? ¡Todo parece tan vacío!. Mas su ausencia me permite otear ahora el bello y lejano horizonte, antes invisible y oculto cuando sobrevolaba estos mismos montes. Al dejar el mundo medio vacío, ya no me desorientan sus inertes pájaros de acero, y respiro incrédula aire puro, aire casi sincero…

¿Dónde están? ¿Dónde se habrán metido? ¡Hace tiempo que callan, que no hacen ruido! Si acaso se escuchan unos pocos aplausos de los que quedan escondidos. Y su silencio envuelve ahora mi vuelo, tiñendo de insólita mi natural rutina. No doy crédito a poder escuchar, sin ruidos de motor, el escalofrío de mis presas envueltas en un frío y húmedo pavor. ¡Qué bendición! Vuelo ahora entre vientos blancos, que se hacen grises por cargarse de refrescante humedad, y no de hollines y ácidos sin ninguna piedad.
¿Dónde están?¿Dónde se han metido? ¿Acaso se han escondido? ¡Qué bien, porque mi miedo sin ellos ha desaparecido! Porque mi vida ya no corre peligro. De día, mi hermano sol me calienta sin pantallas de humo ni violencia. En la noche, la luna y las estrellas refulgen ahora intensas, tal y como las legendarias historias de mis ancestros describían inmensas.
¿Dónde están?¿Qué les habrá pasado? ¿La Tierra les ha regañado? ¡Nada me extraña!¡Como madre, Ella estaba harta, cansada y harta, harta y enfadada, harta y desconsolada, sucia y agotada, de tanto interés, poder y corrupta avaricia acumulada!.
Y ahora que pienso en su voraz avaricia, ¿acaso los han extinguido sus propias ansias efímeras de riqueza y poder? Descabellado no es, porque de entre ellos algunos son horriblemente capaces de tamaña estupidez, pues en su historia más de uno provocó guerras infernales por pura insensatez. ¡Qué caótico! ¡Qué idiotez!
¿Dónde están?¿Dónde se han metido? ¿Ya no pavonean su común sinsentido? Con su ausencia, la madre Gaia inspira frescura. Espira esperanza. De hecho, mis plumas sienten cómo respira, cómo sonríe aliviada al comprobar que esos virus sin corona se han callado, al menos de momento, y que ese tumor en su corteza se ha quedado inmóvil, sin aliento.
¿Dónde están?¿Dónde se han metido? ¡Quizá en hermosas crisálidas se hayan recogido! ¡Tal vez estén llorando arrepentidos! Porque, a decir verdad, siento cierta tristeza. Muchos eran sal, eran chispa, eran vida y ciencia, eran alegría y consciencia. Capaces de sacrificar sus vidas por sus semejantes sin reticencias. Eran amor y paciencia, animales en presencia, pero espíritus en esencia.
Sólo deseo que, si vuelven a aparecer esos pobres humanos, ojalá vuelvan transformados. Ojalá regresen sabiendo volar para poder ver… lo que desde aquí arriba contempla mi ser”


Reflexiones vespertinas de una salvaje y asombrada rapaz, planeando majestuosa y libre sobre una herida y zarandeada humanidad.


Gustavo Magén Gálvez


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