Nuestro trabajo también es esencial
Soy
docente, tengo un hijo en educación primaria y otro en secundaria, trabajo como
maestro desde 1995, he pasado por diferentes cargos en centros públicos, concertados,
también en la administración educativa, y… sigo formándome cada día.
No
pretendo dar recetas, nos llegan demasiadas por redes sociales y medios de
comunicación, temo rozar la demagogia, pero necesito una imagen potente con la
que identificarnos.
Pensemos
en nuestro personal sanitario que lucha a diario contra esta pandemia sin los
medios técnicos o personales necesarios, supongo que conocen sus limitaciones y
que no pueden salvar la vida de todos sus pacientes, sin embargo vemos como se
dejan la vida, a veces literalmente, para intentarlo.
Independientemente
de los acuerdos que se alcancen: aprobado general o no, promoción directa, terminar
el curso, repasar o adaptar contenidos; las instrucciones ministeriales o de
las consejerías no serán nuestro oráculo, cualquier docente que lleve la mitad
de años que yo en el sistema educativo sabe que por mucho que cambien las
leyes, los que siempre han tirado del carro son las maestras y los maestros,
profesores y profesoras.
Las
aulas virtuales son frías, no tenemos las herramientas o la formación adecuadas,
y lo más terrible, sabemos que no llegaremos a una parte de nuestro alumnado por la brecha
socioeconómica (digital la llaman) pero sí podemos tomar medidas extraordinarias,
ahora y en el curso que viene, demos prioridad a ese alumnado, compensemos
cuando y como podamos, pero intentémoslo.
Insisto en la necesidad de que las familias nos pongan cara y
nosotros conozcamos la realidad familiar de nuestro alumnado, busquemos que la
comunicación con las familias sea cordial y no centrada en los procedimientos
sino en las personas.
No nos
conformemos con enviar documentos llenos de actividades o de
enlaces para la semana, menos es más, elegid tareas diarias que podáis
explicar brevemente en directo o en diferido, facilitad que puedan preguntarte
sus dudas, flexibilizad las entregas, sed cercanos, potenciad su creatividad,
plantead retos, ponedles en contacto, facilitad la corrección de trabajos con
rúbricas para que no todo dependa de nosotros, tal vez sea el momento de
intentar cambiar la escuela.
Y
cuidaos, cuidaos mucho, si no llegamos a corregir las tareas diarias de nuestro
alumnado, si nos agobiamos, si no tenemos tiempo de cuidar a nuestros propios
hijos, es que las tareas eran demasiadas.
Seguiría
escribiendo, pero mi objetivo no era dar recetas…
El
derecho a la Educación pasa ahora por nosotros y nosotras docentes, de nuestra
voluntad, de nuestra capacidad de seguir adaptándonos, de nuestra resiliencia,
de nuestros recursos personales y hasta económicos, recordemos al personal
sanitario, a los agentes del orden, del campo, de los supermercados, a tantos y
tantas que estos días están dando mucho más de lo que nunca se podrá pagar con
dinero.
No nos
comparemos, que cada uno haga lo que mejor sepa hacer, esto es trabajo de
equipo, muchos docentes están compartiendo su modo de hacer en las redes sociales,
coordinaos, colaborad, compartid, en vuestro centro y fuera de él, porque toda
ayuda es bienvenida.
Nuestro
trabajo también es esencial.
Alfonso Méndez
Buena reflexión Alfonso, la comparto al 100%. Un fuerte abrazo, cuídate.
ResponderEliminarUn abrazo Diego, lo mismo digo, que hace falta gente con ganas como tú.
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